Paco Colmenares
La gente gato no siempre tiene gatos, no siempre sabe que lo es, no se ha dado cuenta o, como gato, no le importa si los demás lo saben. Antes de preguntarnos qué tan gato, es la gente gato, es válido si te preguntas ¿y eso de qué me sirve saberlo?
Gatos y perros tienen una relación tan cercana con los seres humanos, precisamente porque con miles de años juntos, unos y otros hemos ido aprendiendo mucho de la otra especie: cómo nos relacionamos con el mundo, cómo lo vemos, cómo buscamos lo que queremos, cuánto espacio necesitamos.
Ver en un gato el comportamiento de una persona, o viceversa, es una buena forma de evaluar cómo interactuamos con esas personas, y nos puede dar bastantes ideas sobre por qué a veces no logramos conectar con ellos. Ver qué tanto hay de gato en ti, te puede dar más claridad sobre los ajustes que quizá podrías intentar en tu vida, porque al final, los gatos pueden aislarse en un rincón por 14 horas diarias… y tú no, aunque a veces tengas ganas.
Analizan todo
La gente gato responde a sus impulsos sólo en casos de sobrevivencia, o cuando está muy segura de que no hay riesgos. Los gatos están listos para reaccionar y ponerse a salvo sin vuelo, sin impulso, sin pensarlo demasiado, pero si no es una emergencia, los movimientos no se gastan en vano.
La gente gato suele analizar mucho sus siguientes movimientos, mayormente de forma introspectiva, en silencio o hasta en secreto, por lo que, al iniciar un movimiento, literal o estratégicamente hablando, lo harán firmes y decididos, pues ya calcularon varios escenarios posibles y están ejecutando el más viable; como lo hacen los gatos al brincar entre bardas y sorprender a otros.
Valoran su voz
Los gatos sólo hablan en público cuando tiene sentido, cuando llaman a un humano condicionado, cuando ejecutan un ritual específico o ante situaciones extraordinarias. La gente gato aprecia su bajo perfil porque es parte de sus armas ante el mundo, pero si su belleza, estilo, look o outfit los hace destacar de todas formas, suelen valorar más su voz, y evitan destacarse a gritos, o con risas muy sonoras.
Eso sí, a solas o en total confianza, pueden tener voces, palabras y gestos encantadores, simples, inocentes y que rompen con toda esa imagen tan cuidada que tenían allá afuera. La gente gato sabe que son cazadores, pero pueden permitirse ser presas, si la otra persona rompe sus barreras.
Desconfiar es sobrevivir
Los gatos asumen que todo lo que se mueve es una amenaza, y una vez descubiertos de su sigilo, deben mantenerse en movimiento con una distancia de huida segura. La gente gato vive bajo la premisa de que la confianza se gana y no se regala, para reducir el margen de riesgo, de decepción o de daño.
Esto no los hace miedosos o cobardes, sino que protegen su entorno, su espacio, su hogar y su información, hasta que conocen lo suficiente, tienen más elementos para creer o de plano te ganaste su corazón y confianza. Ahí te van a permitir todo y hasta cerrarán los ojos. Eso sí: falla esa confianza y el proceso se cae completo y vuelves a empezar de cero… si es que acaso te dan la oportunidad, porque capaz que ni eso.
Sólo una pizca de caos
Los gatos se asean constantemente y acomodan su pelo en una misma dirección. Se tardan en escoger el lugar ideal de tu casa, porque están ordenando en su cabeza los elementos que están en su control: las corrientes de aire, la cantidad de sol, el ángulo de visión. Si no pueden controlar a los elementos, controlarán el lugar que ocupan en ese escenario.
El orden es parte inherente de la gente gato. En casos extremos, son controladores y obsesivos, en casos más laxos parece que hacen un desorden, pero en su cabeza saben en dónde está cada cosa, aún si a ti no te resulta orden-normativo. Eso sí, espontáneamente tienen explosiones de maldosidad, malvadismo, villanía, bueno, de caos, digamos, sólo por una buena risa, o para “ver el mundo arder”. Es como ver a un gato levantarse de su siesta exclusivamente para tirar el vaso con agua que estaba en la repisa de enfrente.
¿Conoces gente gato que no tiene gato? Quizá es hora de que los conozca.