Ofrenda a nuestros animales en la Casa Fuerte Emilio “El Indio” Fernández
Como cada año, la Casa Fuerte Emilio “El Indio” Fernández, en el corazón de Coyoacán, abrió las puertas de su temporada de espíritus con la Monumental Ofrenda de Día de Muertos, esas semanas en que el recinto se transforma en un portal hacia el más allá, donde los que amamos regresan guiados por la luz de nuestras tradiciones y creencias centenarias.
Con la inauguración de su Monumental Ofrenda, realizada este viernes 17 de octubre, el emblemático espacio del sur de la Ciudad de México dio inicio a su época más entrañable: aquella en la que historia, arte, memoria y corazón se funden en un mismo altar, tejido con los colores, aromas y significados que aportan los expositores que año con año le dan vida.
Fiel a su naturaleza cinematográfica, la Casa Fuerte dedica parte de sus ofrendas a las grandes figuras del cine y la televisión mexicanas. Pero también, como ya es tradición, reserva un lugar especial para nuestros animales, esos compañeros que han compartido con nosotros cada capítulo de la vida.
Este año, Best Friends, Cats Friends y Pet Parent tuvieron el honor de dar forma a ese espacio sagrado.

Dedicada a ellos, con todo nuestro amor
La temática elegida no gira únicamente en torno a la muerte, sino al valiente acto de aceptarla y acompañarla cuando llega el momento necesario. Porque despedir a un animal que nos amó y acompañó nunca será sencillo; sin embargo, como cultura, hemos aprendido a honrar la muerte sin temerla, a integrarla como parte de la vida misma.
Por eso reímos, cantamos y la llenamos de flores, papel picado y música. Por eso, en México, la muerte baila entre nosotros con vestidos largos y sonrisas, recordándonos que quizá del otro lado la vida sea aún más luminosa.
Así también despedimos a quienes amamos —humanos o animales— con dignidad, ternura y compasión, conscientes de que el dolor no desaparece, pero puede transformarse en gratitud.
Inspirados en esa visión, la ofrenda de este año invita a los visitantes a recorrer el Itzcuintlán, el primer tramo del viaje hacia el Mictlán. Un camino simbólico que nos recuerda que nuestro tránsito por el más allá depende, en buena medida, de cómo tratamos a los animales en este mundo.
Atravesar este pasillo es reencontrarse con ellos: con los perros y gatos que nos amaron, que nos guiaron, y que —como dicta la tradición— nos esperarán para acompañarnos y no separarse de nosotros nunca más.
¿Quieres ser parte de esta experiencia?
Imprime una foto pequeña de tus animales que ya partieron y tráela al Itzcuintlán. Allí, entre flores, velas y memorias, un pequeño brazo de su río eterno atraviesa la Casa Fuerte del Indio Fernández, abrazando nuestras ofrendas con la promesa de un reencuentro.