La Crianza de Razas vs. El mundo libre

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Paco Colmenares

Cuando hablamos de perros de raza, solemos imaginar que estas líneas genéticas han existido desde siempre, como si fueran parte natural de la evolución de la especie. Sin embargo, la realidad es otra: la mayoría de las razas que conocemos hoy fueron creadas en los últimos 150 o 200 años a través de una intensa selección artificial (Bannasch et al., 2021).

Este proceso, basado en la cría controlada y la endogamia, ha dado lugar a una diversidad morfológica impresionante, pero también ha traído consigo graves problemas de salud.

La Federación Cinológica Internacional (FCI), fundada en 1911, establece los estándares de cada raza, lo que significa que cualquier perro que no cumpla con estos criterios es excluido de la reproducción. Como resultado, muchas razas han quedado atrapadas en ciclos de consanguinidad extrema.

Estudios recientes han demostrado que los niveles de endogamia en perros de raza pura son alarmantes, con coeficientes de consanguinidad cercanos a los que se obtendrían al cruzar hermanos de los mismos progenitores (Bannasch et al., 2021). Esta falta de diversidad genética está directamente relacionada con la aparición de enfermedades hereditarias: actualmente se han identificado al menos 796 trastornos genéticos en perros, siendo los de raza pura mucho más propensos a padecerlos que los mestizos.

Efectos de esta selección artificial

Estos efectos se pueden ver en la salud y la esperanza de vida de los perros.

  • Los braquicéfalos (como los bulldogs o carlinos) requieren atención veterinaria constante debido a sus problemas respiratorios.
  • Las razas gigantes suelen desarrollar enfermedades cardíacas y óseas.
  • Los perros pequeños tienen una esperanza de vida mayor que los medianos o grandes, lo que sugiere que las manipulaciones genéticas extremas pueden acortar su tiempo de vida.

Pero este problema no se limita a la salud de los perros. Harriet Ritvo (1987) ha estudiado cómo la cría selectiva de animales ha estado históricamente ligada a procesos de colonización y jerarquización social.

Un poco de historia

Durante la era victoriana, por ejemplo, el control sobre la reproducción de los animales reflejaba las mismas estructuras de poder que operaban sobre los seres humanos. La obsesión por la pureza de las razas no es solo un fenómeno biológico, sino también un reflejo de dinámicas culturales y políticas que perpetúan la idea de que ciertas líneas de sangre son superiores a otras.

Boria Sax (1997) ha explorado cómo la Alemania nazi promovió una visión de la naturaleza donde los depredadores salvajes eran símbolos de orden y pureza, mientras que los perros mestizos eran vistos como el resultado de una degeneración genética.

Konrad Lorenz, premio Nobel y miembro del partido nazi, llegó a argumentar que los defectos genéticos podían trascender especies y debían ser corregidos mediante la eugenesia. Aunque hoy en día estas ideas puedan parecer extremas, la preferencia moderna por perros de raza pura, incluso cuando esto implique riesgos para su bienestar, sigue reflejando un pensamiento jerárquico y exclusivista.

Situación actual

En América Latina, donde la sobrepoblación de perros en situación de calle es un problema grave, la insistencia en la cría de perros de raza refuerza desigualdades y valores asociados al estatus social. Mientras millones de perros mestizos esperan ser adoptados, la demanda de cachorros con pedigrí sigue alimentando la explotación y el sufrimiento animal.

Como bien señala la Dra. Claudia Edwards, la eugenesia en los animales no solo es aceptada, sino promovida bajo el pretexto de la “mejora genética”, cuando en realidad se trata de un negocio lucrativo que no siempre prioriza la salud y el bienestar de los perros.

Lo preocupante es que las tendencias actuales muestran una inclinación hacia la creación de razas cada vez más extremas y antinaturales. Desde el chihuahua sin pelo hasta los bulldogs con estructuras óseas deformadas, la industria de la cría de perros parece más preocupada por satisfacer demandas estéticas que por garantizar la calidad de vida de los animales. Nos enfrentamos a una paradoja: cuanto más nos alejamos del “mestizo saludable”, más problemas de salud aparecen.

Cuestionar y replantear nuestra relación con los perros

No se trata solo de preferir la adopción sobre la compra, sino de entender que la diversidad genética es clave para la salud y el bienestar de la especie canina. Mientras sigamos viendo a los perros como productos diseñados a la medida de nuestros gustos y necesidades, seguiremos perpetuando un modelo que antepone la estética y el mercado a la vida y el bienestar de los animales.

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