Melissa Vega
Cuando escuchamos la palabra meditación, solemos imaginar a alguien sentado en posición de loto, con los ojos cerrados, murmurando un largo “OM”. Pero la realidad es que meditar va mucho más allá de una postura o un mantra. La meditación es, en esencia, un acto de presencia, estar plenamente en el aquí y ahora, conscientes de lo que sentimos, vemos y vivimos, sin juicio. Y sí, es posible meditar junto a nuestros lomitos.
La meditación es presencia, y tu amigo incondicional ya sabe cómo hacerlo
A diferencia de los humanos, que solemos perdernos entre pensamientos, pendientes y notificaciones, los animales son maestros del momento presente. No se angustian por el pasado ni se preocupan por el futuro. Observan, respiran, sienten. Su presencia es total, y esa simple cualidad los convierte en compañeros ideales para meditar.
Meditar con tu perro no solo te beneficia a ti, también lo beneficia a él. Cuando compartimos un espacio de calma consciente, ambos sistemas nerviosos se regulan. La respiración se suaviza, el ritmo cardíaco disminuye, y se genera un vínculo profundo basado en la tranquilidad compartida. Es una forma de decir “estoy aquí, contigo”, sin palabras, solo con la energía de la atención plena.
Espejo emocional
Los animales son increíblemente sensibles a nuestras emociones. Aunque no entiendan nuestras palabras, sienten nuestras vibraciones. Si estamos apurados, ansiosos o molestos, ellos lo absorben. Es por eso que practicar meditación juntos puede ayudarles a vivir en un hogar más equilibrado y armonioso.
Al vernos tranquilos, nuestros perros también se tranquilizan. Al sentirnos presentes, aprenden que pueden descansar sin tener que estar en modo de alerta constante. Tú eres su referencia emocional: si tú respiras, él respira contigo.
Beneficios de meditar con tu perro
- Conexión emocional más profunda: Compartir momentos de presencia fortalece el vínculo emocional. Tu perro aprende que estar contigo también significa estar en paz.
- Mejora la comunicación: Al estar presentes, afinamos nuestra percepción y sensibilidad. Aprendemos a leer mejor el lenguaje corporal de nuestro amigo.
- Reduce el estrés en ambos: El estrés humano puede transferirse fácilmente a los animales. Si tú estás tenso, tu perro lo siente. Al cultivar tu calma, le enseñas a relajarse contigo.
- Hace más agradables las actividades cotidianas: Salir a caminar, visitar una plaza o viajar en auto pueden convertirse en experiencias más placenteras si ambos están conectados desde la tranquilidad, y no desde la tensión de los jalones, ladridos o ansiedad.
- Fomenta la rutina y el bienestar: Establecer pequeños momentos diarios de meditación fortalece hábitos saludables para ti y tu perro.

Consejos para comenzar a meditar
No necesitas ser un experto ni practicar durante horas. Aquí tienes algunas formas sencillas de comenzar:
1. Meditación silenciosa juntos. Siéntate cómodamente en el suelo o en una silla. Invita a tu perro a estar a tu lado (sin forzar). Cierra los ojos, inhala y exhala profundamente, y simplemente permite que todo sea. Escucha los sonidos, siente tu respiración, y acaricia lentamente a tu perro si él lo permite. Permanezcan así por 5 a 10 minutos.
2. Respiración sincronizada. Observa tu respiración y trata de acompañar la respiración de tu perro. No necesitas igualar los ritmos, solo estar en sintonía. Puedes poner una mano sobre tu pecho y otra sobre su lomo, sintiendo cómo ambos respiran.
3. Paseo consciente. En vez de salir con prisa, convierte el paseo en una meditación caminada. Deja el celular en casa o en silencio, camina despacio, siente cada paso, observa a tu perro, deja que él marque el ritmo. Estás presente con él, en el camino, sin expectativas.
4. Gratitud compartida. Antes de dormir, si tu perro se acuesta contigo o cerca, tómate un momento para cerrar los ojos y agradecer su compañía. Respira y siente ese momento como un regalo.
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