Claudia Edwards, UNAM
Detrás de cada diagnóstico, cirugía, eutanasia o consejo que recibes del médico veterinario que atiende a tu animal de familia, hay una persona que carga con un enorme peso emocional, físico y mental. Pocas veces lo vemos, pero la realidad es que la profesión veterinaria en México enfrenta niveles alarmantes de estrés, ansiedad y agotamiento, al grado de registrar una de las tasas más altas de suicidio dentro del gremio médico a nivel nacional.
¿Por qué está ocurriendo esto?
Las causas son múltiples y complejas:
– Jornadas largas, sin pausas reales y con poca remuneración.
– Presión por ofrecer soluciones rápidas, económicas y efectivas a toda costa.
– Duelos no elaborados tras pérdidas de pacientes.
– Acoso digital y campañas de desprestigio en redes sociales.
– Agresiones verbales de personas que olvidan que del otro lado también hay un ser humano.
A esto se suma que, a diferencia de otras profesiones, el vínculo emocional que se establece con el paciente no humano es profundo, lo que genera una carga adicional: el veterinario no solo cuida, también sufre.
Un paso hacia la conciencia
Inspirados en un protocolo oficial desarrollado por la UNAM, queremos abrir esta conversación y dejar claro que la salud mental de nuestra profesión veterinaria también es parte del bienestar animal. La atención de calidad que reciben nuestros perros y gatos depende de que quien los atiende esté emocionalmente sostenido.
¿Qué puedes hacer tú como tutor?
- Habla con respeto, incluso si no estás de acuerdo.
- No minimices el trabajo ni el dolor de quien cuida a tu animal.
- No compartas ni promuevas contenido que desacredita sin fundamentos.
- Recuerda que el veterinario no es tu enemigo: es tu mejor aliado.
Hazle saber al Médico Veterinario que no está solo.
- SAPTEL: 800 472 7835 (24/7)
- Línea de la Vida: 800 911 2000
- Centros psicológicos universitarios
- Colegas o asociaciones que ofrecen acompañamiento emocional
Cuidar al que cuida también es tu responsabilidad.