Psic. Fraga Ostos
El síndrome de burnout es un problema cada vez más frecuente en la medicina veterinaria, un campo que, aunque está lleno de vocación y amor por los animales, también puede resultar emocional y físicamente agotador.
Nuestros médicos veterinarios están sometidos a mucho estrés, no solo por las largas horas de trabajo, sino también por la carga emocional de manejar enfermedades, realizar eutanasias y, en ocasiones, lidiar con clientes en situaciones difíciles.
Reconocer este desgaste es el primer paso para buscar ayuda y prevenir problemas mayores.
¿Cómo se identifica?
1. Cansancio físico y emocional extremo, que no desaparece ni con descanso.
2. Algunos médicos veterinarios pueden notar que se vuelven indiferentes o distantes con sus pacientes o clientes, como un mecanismo de protección para evitar el dolor emocional.
3. Es frecuente sentir que el trabajo ya no aporta satisfacción o que sus esfuerzos no tienen valor real.
4. La constante exposición a situaciones de alta presión puede incrementar la ansiedad y la frustración, haciendo más fácil enojarse por cosas simples.
El médico veterinario es fundamental en la vida de tus animales de casa, es válido e importante pensar en lo que él o ella está viviendo, y ser empático.
Es importante comprender que el burnout no es una debilidad ni algo de lo que avergonzarse. La presión del trabajo en el campo de la medicina veterinaria es real y palpable, y afecta a muchos profesionales.
Si crees que tu médico veterinario, amigo, colega o empleado está pasando por algo así, invítalo a buscar apoyo, ya sea en colegas, familiares o profesionales de salud mental. Recuerda que es una decisión valiente cuidar de tu bienestar, reconocer tus límites, normalizar el autocuidado y pedir ayuda cuando la necesitas.
Es normal que a veces tus animales te estresen. No sientas culpa.
